
Una calleja con aires indianos
Una de las tres callejas que conectan las dos principales vías de comunicación en sentido este-oeste de nuestro pueblo (la Calle Real y la Calle San Bartolomé -con su prolongación de la calle Palomar-) es la de las Monjas. Y de las tres callejas citadas, esta sea, posiblemente, la más intrascendente. Queda limitada por su lado este por el muro que cierra por poniente el convento carmelita de Villalba, y por el lado oeste está enmarcado por edificios modernos de propiedad particular y de servicios públicos locales. No hay más.
Voy a detenerme un poco en esta pequeña vía peatonal en la que pocas veces reparamos cuando pasamos por ella.
Con este ejercicio de acrobacia histórica (no se me ocurra otra manera de calificar este artículo) voy a tratar de resaltar dos aspectos “curiosos” que pueden llevarnos a “apreciarla” un poco más.
En primer lugar quiero detenerme en el nombre: Calleja de las Monjas (hoy rotulada como “Calle Monjas”).
Lo curioso de esta callejuela es que su nombre, que relacionamos ahora con los miembros de una comunidad religiosa femenina, era nombrada y conocida, hace siglos, con el nombre de los miembros de las comunidades religiosas masculinas. Para no complicarlo, esta callejuela era conocida como la calleja del monje.
¿Y de dónde viene ese nombre? Una pregunta obvia que tiene difícil respuesta. Alguna referencia sobre este asunto pude haber, pero de ella hablaremos en otro momento.
Curioso, ¿verdad?
Y tanto. Pero vamos a complicarlo un poco más. Si bien el nombre de las monjas es posible que le venga por su proximidad al que pudo ser monasterio dominico y luego fue convento de carmelitas, el nombre de monje es más difícil de explicar, dado que esta denominación es anterior a la fundación de los conventos o monasterios de Villalba.
Con esto me refiero a que este término era ya empleado en la primera mitad del siglo XVI.
Un inciso: Como habéis podido comprobar por otros artículos soy un apasionado de la toponimia y del callejero de nuestro pueblo. Creo que en los nombres de las calles y lugares podemos encontrar muchas claves del pasado de nuestro pueblo. Entiendo que la denominación de una calle o lugar es una herramienta que puede influir en la percepción que los vecinos tenemos sobre ciertos asuntos, pero eso no nos faculta para obviar y olvidar los viejos topónimos y nombres de calles y lugares que se han mantenido invariados durante siglos.
Hecha esta pequeña aclaración volvamos a lo nuestro.
En segundo lugar, este es un espacio que no sería descabellado situarlo en la esfera de lo que llamaríamos “negocios indianos”.
¿Por qué digo esto?
Como todos sabemos, al convento de San Juan Bautista podríamos calificarlo como una fundación de origen indiano. Gran parte del capital empleado en la construcción y dotación de este monasterio tiene su origen en Indias, en los negocios y beneficios realizados y recibidos por el fundador durante su etapa “americana”. Por tanto, no es desacertado referirse a esta fundación como de inspiración indiana.
También sabemos que varias décadas antes de la fundación del convento, a mediados del siglo XVI, tiene lugar un proceso constructivo que va a transformar la fisonomía de la iglesia de San Bartolomé. Se le añaden dos elementos muy emblemáticos al edificio, por un lado la sacristía que se adorna y se embellece con una extraordinaria pintura mural y, por otro lado, se construye la por todos conocida “Capilla de los Barrera”, un espacio vinculado a una capellanía y destinado para enterramientos de los miembros de esta familia.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la Calleja de las Monjas?
Vamos poco a poco.
Negocios indianos y fundaciones religiosas
El fundador de esta capellanía fue Juan de la Barrera. Este personaje (perteneciente a una familia bastante compleja sobre la que publicaré un artículo muy pronto) forma parte del amplio y complejo mundo del empresariado indiano, un destacado miembro de las oligarquías sevillanas que desarrolló importantes negocios en América.
Una fundación que requería el correspondiente capital para su mantenimiento y conservación. Bienes que aseguraran su sostenibilidad a lo largo del tiempo.
Y ahí conectamos de nuevo con la hoy denominada calle Monjas. El espacio que hoy se destina a convento estuvo antes ocupado por viviendas y casas particulares de vecinos de Villalba. Una de ellas perteneció a… Juan de la Barrera, este comerciante y empresario dedicado a los negocios en las Indias, que la destinó a costear el mantenimiento de esa capellanía fundada en la iglesia de Villalba. Las rentas generadas por esta casa contribuirían, entre otras cosas, a pagar al capellán encargado de decir las misas por las almas de los fallecidos de esta familia, entre ellos Juan, su fundador.
Veámoslo con más claridad de la mano de los propios protagonistas.
Estamos a finales del año 1561 y Alonso de la Barrera, un sobrino de Juan, pone a la venta esta casa, intentando
vender públicamente con corredores e otras personas en mi nombre por esta dicha villa de Villalba e por otras partes e lugares
y aunque en principio no encuentra una oferta que le satisfaga, finalmente consigue vender al matrimonio compuesto por Juan de Salas y Juana Hernández…
unas casas con sus corrales e bodegas e altos e bajos que yo tengo en esta villa de Villalba en la calle Real que va a Sevilla, linde con casas de Juan Pinto por un lado e por el otro lado la calleja que dicen del monje, e por detrás la calle que va al palomar e por delante la calle Real que va a Sevilla…
Sin embrago, la venta parece peligrar porque hay ciertas suspicacias en torno a esta propiedad que el mismo Alonso de la Barrera se encarga de aclarar y que nos informan de la realidad de estas casas cuando dice…
… que las dichas casas de suso declaradas eran de Juan de la Barrera, mi tío difunto que santa gloria haya, e al tiempo que falleció dejó e instituyó una capellanía con cargo de ciertas misas por su ánima e de sus ascendientes e descendientes e que se diesen once mil maravedís al capellán que sirviese la dicha capellanía e para ello e por bienes de la dicha capellanía dejó las dichas casas que así os vendí.
Y aclara…
… de la cual dicha capellanía yo soy patrón e como tal patrón en acrecentamiento de la dicha capellanía e aumento de las dichas casas que así os vendí gasté ciento e cincuenta ducados en reparos e mejorías de las dichas casas e compré del beneficiado Rodrigo Díaz cierto pedazo de bodega para que las dichas casas fuesen mejores e rentasen más para la dicha capellanía.
Pero el “negocio” no salió bien ya que… aunque todo esto se mejoró e acrecentó en la dicha casa … está vacía e no tenía morador e no rentaba ninguna cosa para pagar al capellán que sirviese las misas de la dicha capellanía.
Así, decide que…
para aprovechamiento de la dicha capellanía era mejor vender como yo vendí las dichas casas e los dineros que de la venta de ellas procediesen se echasen en otros bienes así como tierras y olivares o viñas para que la renta estuviese en ellos más cierta que no en las susodichas casas e como patrón de la dicha capellanía a quien convenía entenderlo e mirar el mejor pro e utilidad della yo quise vender e vendí las dichas casas a vos el dicho Juan de Salas … para emplear los dineros que ansí me distes en otros bienes para renta de la dicha capellanía.
Era evidente que formando parte de los bienes vinculados a una capellanía podían surgir problemas tras la compra. Por eso para garantizarles la seguridad del trato nuestro patrón Alonso, ante las precauciones del matrimonio, toma una serie de medidas:
… os teméis que por causa de estar nombradas e señaladas para la dicha capellanía por bienes della las dichas casas que ansí os vendí e por que el instituidor de la dicha capellanía las dejó nombradas e señaladas para la dicha capellanía e que en algún tiempo os serían inciertas las dichas casas e mis herederos o otra alguna persona os las pediría o demandaría e perturbaría por la razón de ser bienes nombrados e señalados para la dicha capellania e para guarda de vuestro derecho me pedistes que os hipotecase al saneamiento de la dicha venta de las dichas casas otros algunos bienes para que en caso que inciertos saliesen o pareciesen las dichas casas en algún tiempo o alguna contradicción tuviesen fuésedes satisfecho de los costes e daños de la venta de las dichas casas…
… para guarda de vuestro derecho por la presente otorgo e conozco e digo que vos hipoteco e doy por especial hipoteca al saneamiento de las dichas casas … varios pedazos de tierra olivar…
Pero no queda ahí la cosa.
Unos días después, el comprador, Juan de Salas, llega a un acuerdo con uno de los vecinos colindantes, en este caso Juan Pinto, que le pide que le venda…
dos portales que son la bodega que tenían las dichas casas que lindan con vos el dicho Juan Pinto, para lo cual recurren a profesionales que valoren y tasen el precio de esta venta.
… e que estaríades e pasaríades por lo que dijesen Diego Pérez e Diego Jiménez, alarifes vecinos desta villa, los cuales están puestos de nuestra voluntad para el aprecio dello.. decimos que prometemos e nos obligamos por nuestras personas e bienes de estar e pagar…por lo que dijeren los dichos albañiles… que valen los dichos dos portales de bodegas.
Lo anecdótico, una vez más, es que esas bodegas que previamente, como se describe arriba, las compró Alonso de la Barrera de un clérigo villalbero, Rodrigo Díaz, vuelven a manos de un familiar de este clérigo porque este Rodrigo era cuñado de Juan Pinto.
¡Vaya lío!
¿Y qué sacamos en claro de todo esto?
Esta calle, esta pared, muro, paredón o como queráis llamarlo, ha estado ligada a América desde mediados del siglo XVI. Eso se llama hilar muy fino, sí. Suena raro, también pero es así.
Primero como parte de unas casas pertenecientes a un miembro de la familia Barrera ligado a los negocios de Indias, después como parte del intento de fundación del primer convento femenino por parte de un ricohombre villalbero ligado, también, a los negocios de Indias y, finalmente, hasta hoy, como lindero de una fundación con un fuerte componente (económico) indiano.
Ese articulo no es más que un enfoque diferente, un poco delirante y en parte divertido, que en cierta medida nos puede ayudar a ir desgranando la historia de Villalba del Alcor.