Agosto, no cabe duda, es un mes muy mariano para estas tierras del sur y Villalba del Alcor participa de manera muy especial de esa marea devocional que recorre nuestros pueblos y ciudades. Asistimos a los preparativos de la una celebración importante y singular para este pueblo, la fiesta del Carmen. Y es sobre este asunto sobre el que hemos querido aportar algunos datos curiosos a partir de un documento que revela cierta peculiaridad referente a la fiesta que esta hermandad celebraba (y celebra) el último domingo de agosto.
A finales del siglo pasado, concretamente en 1894, recién reconstituida y con sus nuevos estatutos aprobados (aprobada y reglamentada recientemente), la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen pone en marcha una serie de acciones para ordenar en todas sus partes y de un modo perfecto los elementos todos que constituyen la referida hermandad.
Una estas iniciativas es la que en septiembre de ese año emprende el hermano mayor de la hermandad, que en ese momento es José María Espina y Soldán, remitiendo una carta al cardenal de la diócesis para solicitarle el mantenimiento de cierto “derecho” o costumbre que se viene celebrando desde tiempo inmemorial.
Con motivo de la exclaustración y desaparición del otro convento carmelita de Villalba del Alcor, el masculino, el del Altillo, algunos de sus enseres, bienes y posesiones pasaron al convento de la misma orden que existía en el pueblo, el de San Juan Bautista. Entre esos bienes, se encuentran algunas imágenes que según el remitente de la carta se encuentran en “depósito” en este lugar y sin culto público. Se trata de las imágenes de San Elías y Santa María Magdalena de Pazzis.
Un dato relevante de esta misiva es el referido a la utilidad de estas imágenes, las que de tiempo inmemorial vienen siempre acompañando a la venerada imagen de Nuestra Señora del Carmen, propiedad de la hermandad, en la procesión solemne que cada año se consagra a la misma en la tarde del último domingo de agosto.
Como corresponde a su cargo de hermano mayor advierte, además, de los inconvenientes que se podrían generar respecto al uso de aquellas imágenes en la citada procesión, es decir, la eliminación de su exposición pública, pues disminuirían no solo su solemnidad si no, principalmente, la devoción y el entusiasmo del pueblo hacia dichos actos religiosos.
Por estos motivos se le solicita a la máxima autoridad de la diócesis que se digne conceder la propiedad de estas imágenes a la hermandad de Nuestra Señora de Carmen, y si esto no fuera posible declarar obligatorio el uso que la misma viene haciendo de las referidas imágenes para que nunca ni por ningún título pueda oponerse a ella obstáculo alguno.
Como es habitual en estos casos, se solicita un dictamen del párroco del lugar, José Cruzado, que declara que son ciertos los hechos todos, así como que las apreciaciones que en ella se hacen relativas al caso incidental de no acompañar a la venerada imagen de Nuestra Señora del Carmen la de San Elías y Santa María Magdalena de Pazzis están fundadas en razón y son muy probable.
También se le solicita al convento que informe sobre este hecho. Las monjas confirman que existen ciertamente depositadas en este convento las sagradas imágenes de (…) procedentes del extinguido convento de religiosos carmelitas y confirman lo ya expresado anteriormente, que de tiempo inmemorial acompañan estas imágenes a la de la Virgen Santísima del Carmen en la procesión que (…), asegurando esta comunidad que no juzga inconveniente se acceda a los deseos de la hermandad por lo mismo que con ello no se introduce novedad alguna ni se priva tampoco a estas religiosas del gusto de custodiar por sí mismas unas imágenes a las que profesan tanta veneración. Lo que resulta de este mensaje es la pretendida intención de que todo quede igual: una hermandad sin la propiedad de unas imágenes que siguen depositadas en el convento, a excepción del momento puntual de la procesión anual.
Un mes más tarde la autoridad eclesiástica toma una decisión que favorece los intereses de las monjas del convento y desestima la solicitud de la hermandad y su reclamación de propiedad, concediendo la autorización parar saca procesionalmente las sagradas imágenes continuando depositadas en el convento de religiosas.
En el convento, en el interior del templo podemos admirar un lienzo de gran tamaño con la imagen de Santa María Magdalena de Pazzi en sus desposorios místicos, una obra realizada en el siglo XVII, y también la imagen del profeta san Elías en el retablo del altar mayor, justo encima del camarín de la virgen. Dos imágenes muy presentes en el ámbito carmelita y que, a día de hoy, no parece que su posterior ausencia en la procesión anual afectase negativamente a la hermandad, tanto en el numero de devotos como en la solemnidad de la fiesta del Carmen.