En estos días ha llegado a nuestras manos la Revista de Feria de este año. Igual que el pasado, esta nueva publicación nos plantea algunos interrogantes que, sin voluntad de resolverlos desde aquí, sería una pedantería por nuestra parte, trasladamos a la apreciación de nuestros lectores para que sean ellos quienes aporten sus opiniones al respecto.
En primer lugar partimos de varias evidencias:
- La feria es la fiesta más importante de nuestro pueblo, en el más estricto sentido festivo de la palabra.
- Lo es porque es el festejo más “aséptico”, es decir, no vinculado a ninguna hermandad, cofradía, colectivo o sector del pueblo.
- Está financiada con los presupuestos municipales y por tanto es la que de más recursos dispone y la que con más medios cuenta.
Una vez establecidos estos principios, la pregunta que nos planteamos es la siguiente: ¿no debería tener un mayor peso, más presencia, más entidad, la revista que se edita y se distribuye cada año con motivo de esta fiesta?
Sabemos de las dificultades presupuestarias y organizativas de las administraciones locales (lo que no impide que esta publicación se encargue a una empresa externa) pero no es menos cierto que son las que disponen de los recursos económicos, humanos y tecnológicos. Siendo así, ¿no se desprestigia la actividad socio-cultural de esta entidad con la publicación de una guía saludas-publicitaria a la manera de otros colectivos con menos haberes que utilizan este medio para recaudar algunos fondos para sus famélicas arcas?
Un formato colorido, vistoso, pero deficitario o escaso de contenidos. ¿No sería más barato publicar una pseudo-guía de negocios de estas características en un formato más adecuado a la actual situación económica? Y en el caso de querer apostar por un formato de mayor enjundia, aprovechando los recursos con los que cuenta una estructura como la municipal, ¿no repercutiría en el prestigio de la fiesta, del ente municipal y por extensión del propio pueblo?
Si el acontecimiento festivo más importante de nuestro pueblo no es capaz de generar un impacto mediático de más consistencia y mayor alcance es que algo falla. Si además confundimos formatos coloridos, fotografías y oropel carente de fondo con valor y calidad es que además estamos confundiendo las prioridades más inmediatas. Y la confusión y el error en estos casos nunca han sido buenos compañeros a la hora de generar el crédito que a día de hoy cualquier institución necesita de cara a la opinión pública.
Apoyemos y apostemos por un cambio en la interpretación de las cosas, ya sea en base a la racionalización de recursos o por una vía efectiva de promoción (no solo publicitaria) de nuestro pueblo.