Hoy hace doscientos años que nació Gertrudis Gómez de Avellaneda, una de las escritoras más carismáticas de la historia literaria española. Nacida en Cuba de padres españoles y enterrada en Sevilla (1873), su apasionada obra, reflejo de una apasionada vida marcada por la rebeldía y por una lucha constante contra los convencionalismos que constreñían a las mujeres de su época, fue una adelantada y una precursora , de lo que hoy llamamos feminismo, en las reivindicaciones del papel de la mujer en la sociedad.
Una escritora que pudo convertirse en la primera mujer en ocupar un asiento en la Real Academia de la Lengua pero esos mismos convencionalismos se lo impidieron, por el momento .
Además, hoy la recordamos porque su intensa vida sentimental estuvo marcada por la figura de Francisco de Cepeda, su gran amor. Hombre culto y de mundo, Francisco era hijo de Felipe, nieto de Vicente y bisnieto de Francisco Cepeda, de indudable raigambre villalbera Y aunque su vida estuvo vinculada a la vecina Almonte, no por eso debemos dejar de pensar que su ascendiente villalbero pudo inspirar a Tula en algunas de sus obras.
Suplicio de amor
¡Feliz quien junto a ti por ti suspira,quien oye el eco de tu voz sonora,
quien el halago de tu risa adora
y el blando aroma de tu aliento aspira!
Ventura tanta, que envidioso admira
el querubín que en el empíreo mora,
el alma turba, el corazón devora,
y el torpe acento, al expresarla, expira.
Ante mis ojos desaparece el mundo
y por mis venas circular ligero
el fuego siento del amor profundo.
Trémula, en vano resistirte quiero.
De ardiente llanto mi mejilla inundo.
¡Delirio, gozo, te bendigo y muero!