Entre los muchos personajes que han sido testigos y protagonistas de nuestra historia recordábamos a uno que, por su nacimiento, ha colocado a Villalba del Alcor en los anales de la historia marinera de nuestro país. De éste y de su madre, Catalina Paredes, hemos adelantado ya algunos datos en el artículo anterior.
Recordemos que Catalina, una malagueña avecindada en Villalba, al menos desde 1733, era madre de 6 hijos nacidos de sus dos matrimonios. Del segundo, con Francisco Antonio Everardo Tilly, nacieron 4 hijos como lo reconoce su marido y ella misma. El primero, Francisco Javier Everardo Tilly, que llegó a ser Capitán General de la Armada, nació en Villalba, la segunda, Isabel, en Cádiz, el tercero, Felipe, en Extremadura y el cuarto, Rudesindo, en Villalba. Coyunturas de la nómada vida militar del momento.
Catalina tiene dos hijos villalberos. De uno, Francisco Javier, el mayor de los que tuvo con Francisco, conocemos su importante carrera militar, del otro Rudesindo, siendo menos conocido pero no menos interesante, desconocemos gran parte de su vida. A mediados de la década de los cuarenta en pleno siglo XVIII y según nos consta por su propia madre (1) Francisco Javier era teniente coronel de los batallones de marina, su hermana, doncella, vivía con ella, Felipe era teniente de infantería y Rudesindo era también teniente del Estado Mayor de artillería. A lo largo de su dilatada carrera militar, Rudesindo, consiguió honores, alcanzó la más alta graduación y hasta un título nobiliario.
¿Por qué vender sus propiedades?
Gente noble donde las haya, con poder, familia, con prestigio social. Sin embargo, volviendo al documento inicial, a ese año de 1733, existe un detalle que resulta, cuanto menos, chocante ya que al explicar las razones que hacen necesario vender esta finca dice que habiéndome quedado cuatro hijos menores que mantener y estando estos desnudos y con muchos trabajos y necesidades, como es público y notorio, sin remedio alguno, necesito de venderlo para vestirlos y remediarlos en parte… Sorprendente. Tras la exposición precedente se recurre a vecinos del lugar que confirmen esta situación, y lo hacen con descripciones como que está sumamente necesitada y con la carga de tres hijos menores (2) a quien alimentar y vestir sin tener de que valerse si no es de los bienes que adquirió durante el matrimonio con don Francisco Everardo Tilly o de lo contrario perecerán dichos sus hijos. Finalmente el alcalde ordinario dio licencia para vender la viña pero invirtiendo su producto en vestir y alimentar a sus hijos menores. Días después se produce esa venta en la que esta señora ya nos revela como uno de sus hijos (probablemente Francisco Javier) pasó a servir al Rey Nuestro Señor (3). No será la única vez que esto suceda. Un año después se repite la misma situación, esta vez será un olivar el objeto de la venta.
Apenas una década después, esos hijos comienzan a destacar en sus respectivas carreras militares y comienza su ascenso social.
Un buen hijo
Otro dato curiosa que nos desvela el carácter de Catalina y la percepción que tiene de sus hijos lo encontramos en el testamento que en su nombre otorga un presbítero local a mediados del año 1744 (3). En él el sacerdote recoge como dicha señora le comunicó que a la dicha doña Isabel no le había dado bienes ni caudal alguno y a los demás hijos les había ayudado con lo que sus fuerzas habían (…) y que cada uno de por sí le había favorecido y ayudado según su posible y con especialidad el dicho don Francisco Javier que continuamente la estaba favoreciendo con socorros mayores. Y es el mismo sacerdote el que nombra por tutor, curador y administrador de las personas y bienes de los dichos don Felipe y don Rudesindo al dicho don Francisco Javier por la mucha satisfacción que la susodicha me comunicó tenía del dicho don Francisco (4).
También aquí se recoge como a esta mujer se le dio sepultura en la bóveda y enterramiento de la familia de los Barrera, sita en la capilla de Nuestra Señora de la Soledad (…) y amortajada con el hábito de Nuestra Señora del Carmen (5).
Y para finalizar queremos puntualizar otro pequeño detalle: para vender las fincas era necesario avalar con alguna propiedad, por si no se respetaba el acuerdo de venta. En el caso de Catalina, ella lo hace con su propia casa, su vivienda en Villalba, que estaba situada en… Eso será tema para otro artículo.
(1) APNLP. Leg 1653 (1744, agosto, 20).
(2) El que falta, posiblemente Francisco Javier, debe de haberse incorporado a la carrera militar como veremos más adelante.
(3) Idem nota nº 1.
(4) Ambos son menores de edad, es decir menores de 25 años.
(5) Idem nota nº 1.