
Habituales en la mayoría de los municipios de nuestra tierra, las posadas forman parte de esa memoria colectiva de los pueblos y las posadas de Villalba del Alcor son el mejor ejemplo.
Hoy quiero hablaros de un aspecto de la historia de este pueblo del que todavía muchos de sus vecinos tienen memoria. Se trata de de una actividad que dejó su huella en los apodos y motes de generaciones enteras y que algunos vecinos, los menos, recuerdan como parte del trajín habitual de un municipio agrícola. Nos estamos refiriendo a las antiguas posadas de Villalba del Alcor.
Como os decía, las posadas eran lugares, edificios, para el hospedaje y albergue de personas, animales y carros y Villalba contó a lo largo de los siglos con varios de estos enclaves tan necesarios para garantizar el tránsito de personas y mercancías. Profundizar en las razones de su existencia sería largo y tedioso, pero creo que no sería difícil entender que durante varios siglos la historia de Villalba del Alcor estuvo vinculada a la producción y comercialización de vinos; que este pueblo fue, tal vez, el primero en el que se introdujo el cultivo de la vid en esta zona del Condado y que, también, fue uno de los más importantes productores de vinos de esta comarca onubense. No sé si esto explicaría, en parte, la existencia de estos lugares, pero sí que es cierto que el tema bien merecería un poco más de interés investigador. Y ahora viene mi mensaje habitual y ya tan repetido: “deberíamos recordar y no olvidar que todo esto forma parte de nuestro patrimonio común y de nuestras raíces que, al fin y al cabo, son las que nos identifican como pueblo singular”. Pero ese es otro tema, volvamos a lo que nos interesa.
A lo largo de la dilatada historia las posadas de Villalba del Alcor fueron conocidas popularmente con nombres que hacían referencia al lugar en el que estaban situadas, independientemente de quiénes fueran sus propietarios o quienes la gestionaran en un momento determinado. Veamos cuáles eran las dos más conocidas y dónde estaban situadas.
- POSADA DE LA PLAZA
En el reparto de los bienes que se hace en 1866 tras la muerte de Francisco de Cepeda y Cepeda (marido que fue de doña Micaela de los Reyes y fallecido en junio de 1865) se incluye una casa posada, en la calle Real, con la puerta y fachada mirando al norte, nombrada “la de la plaza”, señalada con el número diez de gobierno, cuya medida superficial es de nueve varas (casi 8 m) de frente y treinta y siete de centro (32 m) que linda por levante y sur con bodega y corrales de la casa morada del Sr. D. José María Tenorio y a poniente con las casas de la capellanía fundada por Catalina López, apreciada en 16.821 reales (1).
Unos años más tarde, en 1879, José de Cepeda y Reyes, hijo del anterior, le vende a Manuel Infante y López, industrial en confitería, vecinos los dos de Villalba, una casa posada situada en la calle Real que pertenece al primero por escritura pública otorgada a su favor en 1867. Esta propiedad está situada cuasi frente a la plaza principal de este pueblo, señalada con el número diez de gobierno.
El entorno parece que no ha cambiado demasiado porque sus linderos son los mismos, por un lado linda por la derecha de su entrada con otra casa perteneciente a la capellanía fundada por Catalina López, por la parte opuesta, o sea a levante e izquierda con bodega de los hijos y herederos de D. Walabonso Tenorio (casa familiar de los Tenorio de quienes ya hablamos en un artículo anterior). Esta propiedad tiene un área de nueve varas de frente y treinta y siete de centro, en las que hay hoy dos cuartos y dos cuadras en su corral, con medio pozo en medianía. El precio de venta se estipuló en 13.300 reales (cantidad menor que la de tasación que se hizo trece años antes) ó 3.325 pesetas (2)
- POSADA DEL MERCADILLO
Tal vez la más popular y conocida porque aún perdura en la memoria de algunos vecinos de Villalba del Alcor el recuerdo de su actividad, del trasiego de personas y animales, otros, pocos, la llegaron a conocer y la vivieron como tal, como las más longeva de las existentes.
Su nombre, como ya explicamos en otra ocasión le viene impuesto por el lugar en el que se ubica, o mejor, su nombre se lo debe a la proximidad de uno de los lugares estratégicos y de referencia en la vida del pueblo: La Plaza del Mercadillos o sitio del Mercadillo, o lo que hoy conocemos como plazoleta de la Trinidad (que, por cierto, ¿no sigue siendo un lugar clave en la vida social de este pueblo?).
Ya a mediados del siglo XVIII, en 1757, se hace referencia a ella, como casa mesón del mercadillo en un contrato de venta. Esta posada parece ser que fue, desde antiguo, propiedad de una de las hermandades más importantes del pueblo y la que posiblemente, y con casi total seguridad, más impacto y protagonismo social tuvo; nos referimos a la Cofradía de la Misericordia, de la que dependía el hospital del mismo nombre, o al menos así consta en un documento de principios del siglo XIX (1803), un documento de arrendamiento de la posada propiedad del Hospital de la Misericordia.
A lo largo de los años siguientes este recinto pasa por diferentes manos hasta que en 1848 se vuelve a vender la propiedad: el vendedor es Diego Martín Vizcaíno y el comprador Martín Zarza. Es en este contrato donde encontramos bien delimitada su situación y perfectamente definida su localización: se trata de una casa posada en la calle Real de esta población frente al Mercadillo, o sea, plazuela nombrada de la Trinidad, a donde miran sus puertas, lindando por la parte de la derecha entrando en ella, o levante, con casas de los herederos de Alejandro de Grados y Quesada (3) y por la izquierda o poniente con otra de José López. A esto tendríamos que añadir que en otras referencias se constata que este finca limitaba por el norte (es decir, tenía «salida») con la plazuela que está frente a la iglesia parroquial . Y no dejó de tener diferentes propietarios y arrendadores a lo lardo de los años siguientes.
Como colofón de este breve artículo decir que existieron otras posadas y mesones, como la que estaba situada en las inmediaciones del convento de las monjas carmelitas y era conocida como posada del Sol, pero hoy no toca hablar de ella.
(1) APNLPC. Leg.1697 (1866)
(2)APNLPC. Leg. 1702 (1879)
(3) Fue un clérigo que habitó en esta casa en la primera mitad del XIX y que nos da pie para introducir el próximo artículo dedicado a un tramo del callejero urbano de Villalba del Alcor, el que une las dos plazas más emblemáticas de Villalba: la plaza y la plazoleta de la Trinidad.