Hace dos años el Boletín de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Villalba del Alcor publicó un artículo, El ejercicio de la caridad en el siglo XVII: El Hospital de San Bartolomé, en el que se explicaba la actividad desarrollada por una de las instituciones asistenciales más importantes de esta localidad a lo largo de su historia moderna. Si bien quedaba suficientemente demostrada la existencia de una capilla propia aneja al edificio principal, al igual que sucedía con el Hospital de la Misericordia de este mismo lugar, y de cuya existencia hay bastantes referencias (1), es bien cierto que no quedaba clara su posible ubicación física, aunque como se recoge en este texto “es factible pensar que estuviera próximo a la parroquia ya que comparte con ella la misma advocación”. Vamos a intentar aportar un poco de luz sobre este asunto.
Esta cofradía de San Bartolomé cuyos orígenes se remontan, al menos con constancia documental, a mediados del siglo XVI (2) pone fin a su actividad en el año 1884, cuando social y económicamente no es viable su continuidad, consumando su desaparición a finales del año 1892 cuando se produce la venta “de lo que fue el antiguo hospital de San Bartolomé, un edifico situado en el nº 14 de la calle San Bartolomé” (3).
Por la escritura de venta de este edificio sabemos que ese año se instruye un expediente “para la enajenación del edificio ruinoso conocido por el Hospital y el remate del mismo por medio de subasta pública”. Se añade que “al ayuntamiento de esta villa ha correspondido en propiedad desde tiempo inmemorial y como parte de su caudal de propios un edificio sin número en la calle de San Bartolomé, el cual se encuentra cercado de muros y ha sido conocido con el nombre de Hospital. Sigue una descripción del mismo: “se compone de una sola nave de planta baja que mide dieciséis metros de frente por tres y cincuenta centímetros de fondo (16 x 3´50 m), sin corral, cuya nave se encuentra dividida en tres habitaciones iguales (…), dicho edificio tiene su puerta de entrada en la misma calle de San Bartolomé con el número catorce y linda por la derecha todo él con casa de Diego Marcos López, por la izquierda y espalda bodega de don Vicente Pacheco y Romero”. Y continúa justificando las causas de su venta, “aunque en ruinas hasta el extremo de ser inminente la necesidad de derribar toda la parte que no ofrece garantías”.
Revelador resulta el dato que ofrece a continuación, cuando se dice que “se vino utilizando como hospital hasta el año mil ochocientos ochenta y cuatro en que por su estado ruinoso dejó de tener aplicación para dicho destino”. Añadiendo que “por haberse extinguido la junta de señoras que actuó en el año de mil ochocientos ochenta y cuatro” y por tanto al no “obtener los recursos que esta proporcionaba para atender al costo de los gastos que producían algunos enfermos pobres en solemnidad causan para la manutención de los mismos y otros inherentes a un fin benéfico como humanitario había dejado de utilizarse dicho edificio y por la falta de reparos anuales tan necesarios a un edificio sumamente antiguo se hallaba arruinado” Esto unido a que “por algunos señores bien acomodados de la población se proyecta levantar otro modesto edificio bien situado con el mismo propósito al que dotarán suficientemente para que puedan cubrirse los gastos de sus enfermos a cuyo fin se dotará de camas suficientes” ofrecen razones más que suficiente para proceder a la enajenación del edificio.
Así, la corporación municipal consideró “que la venta del local declarado inútil ya para el objeto a que antes se destinaba, era conveniente a los intereses del municipio acordó por unanimidad su enajenación en subasta pública”.
Una vez tomada esta resolución “se nombraron peritos para el justiprecio del inmueble que fue valorado en ciento treinta y una pesetas”, y una vez aprobada por al Gobernador de la Provincia se publicaron los edictos correspondientes. El día de la subasta, 27 de octubre de 1892 “fue rematado el precio por el compareciente don Álvaro Pacheco y Romero” por el precio fijado, ingresando el dinero al día siguiente en las arcas municipales.
Por último queremos dejar una breve reseña, de pasada, sobre la responsabilidad que esta institución tenía de la ermita de San Roque. En el Libro de Cuentas de la Cofradía de San Bartolomé y Cabildos (1666-1691) (4) se recoge un cargo referente a “gastos en cal y madera y otras cosas de obras tocantes a la casa de la cofradía y tocantes a ermita de señor San Roque”. Una responsabilidad compartida también por la otra gran institución asistencial del municipio, el Hospital de la Misericordia, que tenía a su cargo otras dos ermitas: la de San Sebastián aneja al Hospital y la de la Nuestra Señora de las Reliquias (5).
Pero éstas y otras cuestiones referidas a las ermitas villalberas las iremos comentando en el futuro.
(1) En la Visita Pastoral del año 1742 se relacionan las cofradías existentes en la localidad y entre ellas encontramos a la de San Bartolomé “sita en su ermita”. AGAS. Sec. IV, Leg 1386 (1742).
(2) APNLP. Leg 1713 fol 293. Acuerdo de 1548 “sobre empedrar el pozo” entre dicho hospital y un particular
(3) APNLP. Leg 1058 (1893), fol 63.
(4) AGAS. Sec. II, Leg 3894.
(5) AGAS. Sec. IV, Leg 1378. Año 1733 En los mandatos se dice: “por cuanto la ermita de San Sebastián, capilla del Hospital de la Misericordia, se halla arruinada sin caudal para su restauración” manda al mayordomo del hospital que se haga cargo de la misma.
AGAS. Sec. II, Leg 3893: Libro en que se toman las cuentas a los priostes de la Virgen de las Reliquias, empieza en este año de 1730. Hay una entrada del año 1755 referente al administrador de los hospitales en el que se cita a la “ermita de las Reliquias, como anexa y capilla que es del Hospital de la Santa Misericordia”.