
Aunque son bien conocidas las andanzas de Miguel de Cervantes por Andalucía, sus percances y padecimientos, aún quedan lagunas en esas innumerables visitas que de manera documental confirmen y certifiquen lo que en muchos casos sospechamos y en otros deducimos de la documentación disponible.
Hoy nos toca hablar de una de esas lagunas: un hecho que de alguna manera intuíamos pero del que no teníamos certeza: la estancia y el paso de Miguel de Cervantes en Villalba del Alcor.
Cervantes en Andalucía
Muchos son los pueblos de Andalucía por los que pasó nuestro ilustre escritor Miguel de Cervantes. El desempeño de sus tareas como “recaudador de impuestos” lo condujeron por un itinerario infinito de pueblos y lugares de nuestra geografía.
No de todas sus visitas existen pruebas documentales. En muchos casos intuimos que estuvo en uno u otro lugar por el propio devenir de su actividad. Hoy diariamos que tenía agendada sus tareas diarias con un calendario definido y organizado.
Tras su participación en la batalla de Lepanto, el cautiverio de Argel y otras tantas vicisitudes, llegó a Sevilla en los primeros días del mes de mayo del año 1587 y allí permaneció casi 15 años. Asentado en la ciudad, obtiene, por mediación del Alcalde de la Real Audiencia, Diego de Valdivia, el cargo de comisario real de abastos para la Gran Armada (este es su verdadero nombre, un error llamarla Armada Invencible), al servicio de Antonio de Guevara, Comisario General de la provisión de las galeras reales.
Sabiendo que los comisarios reales de abastos tenían mala fama (si no podían sacar lo encomendado por las buenas, lo hacían a la fuerza) comienza a desarrollar su trabajo en Écija donde sus requisas de grano eclesiástico le valen la excomunión. Luego recorre Córdoba, (con encarcelamiento incluido, una vez más), Jaén, otra vez Sevilla.
En los primeros meses de 1593 Miguel de Cervantes se encontraba requisando trigo y cebada para el abastecimiento de los galeones de la Flota de la Carrera de Indias. Y así continúa hasta el mes de julio de ese año.
Es entonces, en el verano de 1593, cuando se le encomienda recaudar trigo en una zona delimitada: un entorno de doce leguas al oeste de Sevilla.
Cervantes en las tierras de Huelva
Y Cervantes llega a la zona de Huelva.
El Comisario General Miguel de Oviedo le encomienda a principios de ese mes de julio que, como recaudador, «embargue, recoja y almacene 30.000 fanegas de trigo de la ciudad de Sevilla y villas y lugares del término y jurisdicción, doce leguas a la redonda…”
Ha pasado el ecuador del mes de julio y Cervantes, con la encomienda de “recaudar”, recorre diferentes pueblos de la provincia estableciendo las cantidades de trigo con los que cada municipio debía contribuir a sostener el abastecimiento de los barcos.
Así comienza su periplo por tierras onubenses en ese verano de 1593.
Las galeras del rey
Hasta finales del siglo XVI las escuadras de galeras, que podrían parecer un elemento desfasado y antiguo, siguen siendo uno de los pilares del poder naval del reino. A lo largo del siglo las podemos ver en el norte de España, en el Canal de la Mancha, en Flandes o en el Mediterráneo, junto a las naves mancas del momento. Su decadencia comienza a finales de siglo y en la última década no llegan a 100 las que se mantienen en servicio defendiendo las costas de los territorios españoles. La necesidad de recursos para el mantenimiento de estos buques, al igual que el de las flotas y armadas que surcan el Atlántico en la Carrera de Indias, y los problemas derivados de su gestión llevaron a que, mediado el siglo, la corona comenzara a hacerse cargo del pago y aprovisionamiento directo de las galeras.
Miguel de Cervantes en Villalba del Alcor
Nos encontramos en un contexto de cierta bonanza demográfica, en el que la presión fiscal es asfixiante y la situación económica no es precisamente favorable.
En una España inmersa en una grave crisis económica donde los ejércitos españoles luchan en los Países Bajos, en Francia, en Italia, a lo largo de todo el Atlántico, manteniendo un territorio “en el que no se pone el sol”, el conocido escritor, que ya lo era, llega a Villalba del Alcor.
Y así encontramos a Cervantes en Villalba del Alcor. Cuando llega…
el Concejo, Justicias e Regimiento desta villa de Villalba del Alcor, estando juntos e congregados en ayuntamiento como lo habemos de uso e costumbre de nos ayuntar, especialmente para lo de suso contenido, conviene a saber: Alonso de Vayas, Hernán Díaz Polo, alcaldes ordinarios, y Alonso Arias, alguacil mayor, e Francisco Muñoz Calvo, e Diego Franco de Arcos e Diego López Hidalgo, regidores, oficiales del dicho Concejo…
…decimos que por cuanto Miguel de Cervantes, comisario en lo tocante a la saca e conducción del trigo para las galeras de España, en virtud de comisión que tiene e trae para lo susodicho de Miguel de Oviedo, proveedor por el rey nuestro señor de las provincias del Andalucía en lo tocante a la provisión de las dichas galeras ha venido en virtud de la dicha su comisión a esta dicha villa a sacar trigo para ayuda a la provisión de las dichas galeras y conducción del dicho trigo.
Miguel de Cervantes está en Villaba del Alcor reunido con el cabildo para acordar la contribución de nuestro pueblo al bastimento de las armadas del rey.
Sin embargo, los miembros del cabildo, personas capacitadas para ejercer estos cargos (ya contaré algunas cosas sobre algunos de estos capitulares), sabiendo de las continuas exigencias y demandas del rey (apenas unos meses después hay otra aportación de productos para la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias), conociendo la situación social y económica de la villa y con la “picardía” propia para enfrentarse a este tipo de situaciones (evitar la mano dura), exponen que…
… por redimir la vejación que a esta dicha villa y sus vecinos el dicho comisario pudiera hacer en la saca del dicho trigo, no embargante que esta dicha villa está muy necesitada de cosecha de pan e que en ella no hay pan copioso para el sustento desta dicha villa…
y como buenos súbditos de la corona…
… nos habemos convenido e concertado con el dicho Miguel de Cervantes de queste dicho Concejo le dé para ayuda al bastecimento de las dichas galeras de España setenta fanegas de trigo desta dicha villa…
Setenta fanegas de trigo, que podemos compararlas con las 100 que ofrece La Palma, o las 90 de Niebla, las 24 de Lucena del Puerto o las 30 de Bonares.
Lo cierto es que los capitulares se obligan a dar y entregar…
al dicho Miguel de Cervantes, comisario, y a otro cualesquier comisario que por el dicho Miguel Oviedo, proveedor por su Majestad, o por su mandado las hubiere de haber e cobrar e conducir…
A continuación se fijan los plazos de entrega…
… dentro de diez días primeros siguientes para quel dicho comisario las pueda llevar e conducir para el bastecimento y sustento de las dichas galeras de España…
Y el precio del producto…
… pagando ante todas cosas la persona que hubiere de llevar catorce reales por cada una fanega del dicho trigo, conforme a la premática (pragmática) de su Majestad…
De esta manera, se comprometen, a través de una serie de fórmulas y condiciones, a cumplir este compromiso.
Finalmente, el documento se fecha y se firma en presencia de testigos…
… ques fecha en la dicha villa de Villalba del Alcor, a veinte e cuatro días del mes de julio de mil e quinientos e noventa e tres años, siendo testigos Alonso Fernández Lucena e Agustín de Encalada, escribano de cabildo, e Alonso Pérez Tirado, vecinos desta dicha villa…

En resumen, el documento en cuestión es una carta de obligación por la que los oficiales del Concejo (Ayuntamiento), en nombre del mismo, se comprometen a poner a disposición del comisario una cierta cantidad de fanegas de trigo cuyo precio está fijado por una pragmática real (se mantiene en todas las localidades que visita), estableciendo, a su vez, un plazo para la entrega del producto. En nuestro caso, diez días.
En la parte final del documento, en el apartado de las firmas, no consta la de Cervantes, pero éste, teniendo en cuenta lo comentado anteriormente, sí parece que firmó el recibo. Un justificante que al parecer formó parte de los documentos municipales y que hoy, desgraciadamente, ha desaparecido. En cualquier caso, Cervantes estuviera o no estuviera presente en el acto de la firma, lo que sí es seguro es que debió reunirse con los oficiales capitulares para cerrar el compromiso y las condiciones del trámite. (Nos habemos convenido e concertado con el dicho Miguel de Cervantes…)
Por otros ejemplos similares, sabemos que estos tipos de documentos recaudatorios se registraban en las Actas Capitulares de los municipios para dejar constancia de su cumplimiento. En Huelva, el único documento rubricado por Miguel de Cervantes (firma original) que ha llegado hasta nosotros se conserva en el archivo de la Palma del Condado, en un acta capitular de julio de 1593.
El documento no es único en su clase y se inscribe dentro de los ya existentes de esta tipología (como los de Bonares o Lucena de Puerto). Lo que tiene y lo hace singular es que con este documento ahora sí tenemos la evidencia documental de la visita de Cervantes a nuestro pueblo. la presencia de Cervantes en Villalba del Alcor.
Miguel de Cervantes en Villalba del Alcor
Sin mucho esfuerzo podemos imaginar a nuestro genio de las letras, soldado veterano, huésped en diferentes cárceles a un lado y otro del Mediterráneo, recorriendo caminos y lugares en esos días calurosos del mes de julio.
Y lo imaginamos llegando a Villalba, entrando por la calle Real de Sevilla desde Manzanilla y, tal vez, haciendo una parada para refrescarse, a la sombra y al fresco, en la posada de Juan Pinto (un nombre que resulta familiar si lo relacionamos con el convento de frailes carmelitas), en el barrio de San Sebastián a la entrada del pueblo. O quizás, después de reunirse con los oficiales del Concejo para tratar los asuntos que lo traían acá, reponiendo fuerzas para poder seguir, en alguno de los otros mesones del lugar, ya fuera en el del Mercadillo (Plaza de la Trinidad), o en El Mesoncillo, propiedad de doña Ginebra de Tapia, junto a las casas consistoriales, en la misma plaza del pueblo.
¿Y dónde durmió?, ¿cuánto tipo pasó aquí?, ¿a quién conoció? No es que tenga mucha importancia pero sí resulta estimulante pensar que su paso por estas tierras pudo servirle de inspiración para alguna de sus tramas o algunos de los personajes de sus obras.
Todos sabemos que soñar es gratis y la imaginación no tiene límites… que se lo digan a Alonso Quijano.
Fuere lo que fuese, lo cierto es que nuestro ilustre escritor partió para su siguiente cita, un día después, en La Palma del Condado. Pero esa es otra historia ya escrita.
Como alguien ha dicho, ahora sí podemos incluir a Villalba del Alcor en el espacio cervantino. Villalba del Alcor forma parte, con pleno derecho, del itinerario geográfico y biográfico de don Miguel de Cervantes.